Scholarly information practices

17 diciembre 2009

Los procedimientos de trabajo intelectual de los investigadores son un tema de estudio tanto para las diversas ramas de los estudios sociales de la ciencia como para la documentación, en cuanto técnica aplicada. En mi perspectiva, se trataría de mirar cómo la información científica se depura y replica progresivamente a través de mecanismos sociocognitivos y computacionales. Pero entre la literatura del campo de la documentación, con interés práctico en las bibliotecas, etc., está el siguiente informe de OCLC:

Se trata de un review que repasa y presenta el estado del arte en cuanto a «information behaviors» o «practices» en el mundo de la investigación, con el fin de identificar direcciones y prioridades para los servicios de información digital o bibliotecas académicas. Además de recorrer un amplio elenco de los estudios publicados en los últimos años sobre estos temas, aporta una visión comparativa de las diversas disciplinas académicas, fijándose en el diferente comportamiento de los investigadores en cada comunidad científica, aunque profundizando poco en cada una de ellas.

Pero lo más característico del informe es que, frente a la enorme complejidad y abigarramiento de las conductas informacionales, presenta una estructura o esquema muy organizado y sistemático de las mismas: define y desarrolla veinte actividades básicas de información agrupadas en seis tipos que sintetizan el conjunto de procesos intelectuales de manejo de información científica:

  • Búsqueda: localización/identificación; seguimiento de citas y recomendaciones bibliográficas; hojeo y navegación; rastreos en campos ajenos o nuevos; acceso/obtención. 
  • Recolección: acopio; organización.
  • Lectura: exploración preliminar; evaluación y selección; relectura en profundidad.
  • Escritura: construcción de textos; coautoría; difusión o publicación.
  • Colaboración: coordinación; interconexión en redes; consultas y asesoría.
  • Transversales: Seguimiento y alerta informativa; anotaciones informales; traducción interdisciplinar; gestión de datos primarios.

Por su carácter de review, repasa mucha literatura y concreta poco de manera sustancial; aunque muy organizado, resulta poco concluyente. Los apartados finales sobre estrategia en bibliotecas y documentación ofrecen orientaciones sugerentes en forma de tabla, pero por ello mismo son esquemáticas, simples y aisladas entre sí. El informe vale como cartografía de las cuestiones en juego, proporciona estructura, pero su contundencia es escasa.

En cualquier caso, toda esta problemática remite a la e-ciencia, a la ciberinfraestructura científica, lo que Borgman trata en Scholarship in the digital age. Pero tengo para mí que su desarrollo no se produce realmente, digamos, mediante una planificación sistémica, sino como una morfogénesis o acreción orgánica. Esto es lo que hay que tener en cuenta, la naturaleza biológica de la expansión informacional.