La plasmación teórica de la información como mercancía universal (Claude Shannon) a mediados del siglo XX abrió el camino hacia la sociedad de la información industrializada. Dicho camino se recorrió a medida que se dispuso de tecnologías suficientemente desarrolladas (electrónica, software y comunicaciones). Con el tiempo, el consumo de información generó un gran mercado para potentes industrias de contenidos y contenedores.
Los ordenadores, internet y la web, en concreto, sentaron las bases de un mercado potencial para la búsqueda de información como negocio. Pero en realidad, en la práctica, dicho mercado sólo fue creado por Google. De hecho, «búsqueda de información» es un concepto reciente, que hasta hace unos pocos años no se manejaba apenas y hoy resulta algo cotidiano, omnipresente.
La industria de la búsqueda se ha desarrollado con rapidez inusitada, creando entre los consumidores nuevas necesidades y grandes expectativas. De hecho, ha transformado la psicología y la sociología del aprendizaje. La propia tecnología de la búsqueda alimenta la creciente exigencia de los usuarios en cuanto a sistemas de recuperación de información, generando insatisfacciones que son el caldo de cultivo para nuevas demandas de productos y servicios. Los consumidores de información se han vuelto insaciables, por así decirlo, y ello estimula la investigación y la innovación, para extender el negocio y captar la demanda.
Ya he escrito de estos temas antes, resumiendo un review de Science de 2007. Pero el número de marzo pasado del magazine Computer (IEEE Computer Society) contiene un apartado monográfico titulado Beyond search muy interesante y recomendable. Coordinado por Gary Marchionini y Ryen W. White, examina tendencias y avances en la tecnología de la búsqueda dirigidos a satisfacer las demandas de la clientela. Se repasan progresos recientes para desarrollar «sistemas de soporte de la búsqueda de información» que ayuden a los usuarios a encontrar, comprender, analizar y utilizar la información, dentro de un proceso holístico que va más allá de la mera recuperación:
- Progresos sociales: servicios de búsqueda cooperativa o socialmente filtrada o cualificada, herramientas informáticas de colaboración explícita y búsqueda colectiva.
- Progresos técnicos: herramientas que, más allá de las palabras clave, permitan la exploración flexible de contenidos mediante facetas, sistemas que faciliten la construcción de conocimiento a través de representación visual.
En todo caso, la industria de la búsqueda es una industria con futuro, Google lo supo ver bien. Porque, como he dicho, se alimenta o se retroalimenta a sí misma cultivando su propio mercado, modelando el comportamiento cognitivo de los individuos y las poblaciones. Y porque es una industria «abstracta»: es el meta-negocio de cómo satisfacer toda necesidad o avidez de los homosapiens, de todos nosotros, sempiternos anhelantes buscadores de «algo».