El último número de la revista Science and Public Policy está dedicado íntegramente al sistema europeo de patentes, aunque también se refiere a la problemática en Estados Unidos y a las circunstancias comunes del sistema de patentes en el mundo. La situación actual parece aconsejar u obligar a emprender reformas, cuando no a cuestionar la concepción del sistema. Y en todo caso resulta urgente estudiarlo desde enfoques no sólo jurídicos, sino también políticos y socioconómicos, cosa que hasta recientemente no se ha hecho.
A la luz de los artículos reunidos, especialmente los de Susana Borrás y Brian Kahin, o los de Matthhew J. Elsmore, podríamos resumir, de manera muy simple, las tendencias y situación del sistema de patentes, en lo siguiente:
- Existe un conflicto entre la territorialidad de las patentes y la globalización de la economía y la innovación; este contrasentido conduce entre otras cosas a la proliferación de las solicitudes de patente en las diferentes oficinas nacionales.
- El intenso crecimiento y diversificación de la investigación, las nuevas áreas de conocimiento abiertas, provocan el aumento de las solicitudes de patente y crean incertidumbres (económicas, técnicas, morales) sobre el alcance de lo patentable.
- Por sí mismo, el aumento espectacular de las solicitudes de patente en todas las oficinas lleva a retrasos y dificultades en su gestión, encarece los procedimientos, perjudica la calidad y, como vía de solución, llama a la cooperación entre las distintas oficinas.
- Europa se enfrenta además a su propia complejidad estructural al poseer un «sistema de sistemas» de patentes (EPO), las oficinas nacionales y un proyecto siempre abierto de patente comunitaria (UE), todo ello en constante perspectiva de reforma.
- Los Estados Unidos afrontan, en cambio, problemas específicos de calidad y permisividad en sus patentes y de conflictos entre los diferentes actores públicos y privados implicados en el sistema.
- La creciente especialización de la innovación introduce cada vez más diferencias en la utilidad o aplicación de las patentes en cada sector, y cuestiona la viabilidad de un régimen unitario de patentes para la industria sanitaria, la biotecnología, las TIC, etc.
- El sistema de patentes padece una cierta insularidad, ha llegado a ser un instrumento demasiado legalista, una cuestión de títulos de propiedad, orientada a los procesos y aislada de las políticas socioeconómicas y los problemas de la innovación.
- El desarrollo del derecho de propiedad industrial propende, por mecanismos internos, a que las patentes sean más bien intrumentos de influencia y dominio de los intermediarios y de las grandes empresas tenedoras de carteras de patentes.
- No pocas veces es cuestionado que las patentes sirvan para promover la innovación y el bienestar socioeconómico, frente al dominio público o los sistemas abiertos; entre otras razones por su frecuente utilización táctica o abusiva.
- Las disfunciones acumuladas y las dificultades para promover reformas sustanciales en procesos tan burocráticos hacen que se hable incluso de un agotamiento o al menos de un «calentamiento global de las patentes» (EPO).
Las patentes, derechos exclusivos sobre la aplicación práctica de piezas de información, están sometidas casi a los mismos avatares y tensiones que los derechos de autoría o que la transmisión de información mediante la educación: los que se derivan de la creciente fluidez de las dinámicas informacionales en el medio TIC. La veloz y masiva replicación y comunicación de la información dificulta mantener regulaciones o métodos más sólidos y estructurados, propios de otra época. ¿El Derecho también es, como la Educación, cosa de otra época? ¿A qué velocidad puede cambiar el Derecho (o la Educación)?