Las tecnologías informáticas, ya lo he escrito, por su capacidad para industrializar la transferencia de información y conocimiento, tienen en las universidades, y en la enseñanza en general, un suculento mercado. Es natural, por tanto, que se popularicen los sistemas de enseñanza virtual, e-learning, etc., que además ofrecen algunas ventajas prácticas para la docencia. Y es natural, también, que dichos sistemas se apliquen a las mismas enseñanzas informacionales, que así reciben el actualmente tan cotizado label de lo innovador.
Pero las universidades, en general, son presenciales, a menos que quieran dejar de serlo y entrar todas en una competencia por la educación a distancia donde sobrevivirían pocas. Si ello no sucede, es decir, en el marco de una enseñanza universitaria predominantemente presencial y que valora lo presencial como un activo, una enseñanza informacional asimismo presencial tiene una primera y gran fortaleza: se acomoda a la forma natural del resto de la docencia, se integra con el resto de las enseñanzas.
Pero yo creo que, además de esta ventaja esencial, una enseñanza informacional presencial tiene otras virtudes interesantes:
- Es interactiva, se imparte mediante el diálogo vivo entre el educador y el alumno, mediante la copresencia física.
- Se realiza en tiempo real, sin desfases entre el tempo del educador y el del alumno, con perfecta simultaneidad en línea.
- Favorece la realimentación sobre la marcha en cuanto a métodos y contenidos docentes, permitiendo flexiblemente cambios a la medida de las necesidades que se detecten.
- Facilita la personalización de la enseñanza en alto grado, la atención a la diversidad de intereses, actitudes y aptitudes de los alumnos.
- Estimula la autonomía cognitiva de quienes aprenden respecto al mundo electrónico, y por tanto el distanciamiento consciente y crítico entre el sujeto y la herramienta.
- Posibilita la empatía personal entre educador y alumno, que estimula los procesos de aprendizaje, aportando calidez y calidad.
- Crea sinergias a largo plazo entre instancias educativas y estudiantes, establece lazos duraderos entre enseñantes y enseñados que son útiles para la instituciones y las personas.
(Está claro, por otra parte, y aunque no tenga nada que ver con el asunto, que no me convence la denominación oficial ALFIN, ni la abreviatura ni su desarrollo. Me parece más soportable enseñanza o educación informacional.)