TIC y creación de conocimiento

7 octubre 2009

Siento curiosidad sobre la influencia de la tecnología digital, del crecimiento del medio tecnodigital, en las dinámicas informacionales y cognitivas que tienen lugar en individuos, organizaciones y poblaciones humanas. Por eso me ha sorprendido gratamente un artículo que constituye un estudio empírico sobre la relación entre la aplicación de las TIC y la generación de conocimiento en las empresas, basado en concreto en el análisis del trabajo de dos equipos de investigación dedicados a desarrollar nuevos productos en el sector de la automoción:

VACCARO, A.; VELOSO, F.; BRUSONI, S. 2009. The impact of virtual technologies on knowledge-based processes: an empirical study. Research Policy, 38(8):1278-1287. DOI 10.1016/j.respol.2009.06.012.

El trabajo se basa en el esquema de los cuatro modos de creación de conocimiento en las organizaciones de Nonaka (*): SOCIALIZACIÓN (de tácito a tácito), EXTERNALIZACIÓN (de tácito a explícito), COMBINACIÓN (de explícito a explícito) e INTERNALIZACIÓN (de explícito a tácito). Las conclusiones más interesantes para mí del estudio son que la aplicación intensiva de las TIC a los procesos de innovación en las empresas:

  • Crea una dimensión, un entorno virtual que influye de forma decisiva en los procesos cognitivos individuales y corporativos.
  • Genera un super conocimiento tácito más rico y difícil de volcar explícitamente que el generado con métodos tradicionales.
  • Impulsa la socialización suprageográfica del conocimiento, elimina la necesidad de proximidad física para aprender/innovar.
  • Cataliza los procesos de internalización cognitiva en la organización, por diversos procedimientos.
  • Tiene un impacto muy limitado, en cambio, paradójicamente, en la externalización, codificación o formalización del conocimiento.

Aparte de las consecuencias prácticas para las empresas que los autores deducen de todo esto, yo extraigo ideas que no dejan de sorprenderme:

Las TIC hacen crecer sobre todo el CONOCIMIENTO TÁCITO, menos formal y verbalizable, más vinculado a los propios sistemas cognitivos, en este caso artificiales, que a documentos. Potencian la inteligencia dependiente del propio medio tecnodigital, radicada en sistemas de enseñanza y entrenamiento virtuales, simuladores y entornos de aprendizaje, redes de conocimiento compartido, etc. Con ello adquiere más importancia la propagación viral de conocimiento, el aprendizaje por contagio, la imitación informal… Más inteligencia, inexpresable, reside en el medio externo a los homosapiens; más que en la codificación formalizadora y racionalizadora, consciente.

(*) NONAKA, I. A dynamic theory of organizational knowledge creation. Organization Science, 1994, 5(1):14-37


Mercado de la computación grid

21 septiembre 2009

Gracias al boletín de noticias de la FECYT me he enterado del anuncio por parte de CORDIS sobre el proyecto europeo de investigación GridEcon, que me parece muy interesante. GridEcon es descrita como «una plataforma de intercambio de recursos computacionales en la que se pueden adquirir y vender recursos estandarizados de computación» (Noticias CORDIS).

Es decir, con GridEcon se puede establecer un mercado de servicios computacionales en el que los clientes facilitan en ciertas circunstancias parte de sus recursos de computación sobrantes y en otros momentos consumen los recursos que necesiten. A diferencia de otras iniciativas, pues, los mismos usuarios compran y venden. Se crea así un comercio de medios computacionales similar al que ya existe con la electricidad. Además, según parece, la plataforma GridEcon se ofrece mediante licencias de código abierto.

Grid

Al margen de la viabilidad, éxito y resultados efectivos del proyecto, la solución me parece significativa:

  • Optimizaría el comportamiento infotecnológico de las empresas y organizaciones con una forma muy flexible de lo que llaman «cloud computing», computación en la nube, que favorece el desarrollo de la sociedad infoindustrial.
  • En cuanto a los aspectos cognitivos, educativos o científicos, semejante fluidez computacional (la llamaríamos) impulsaría el crecimiento reticular y la colectivización de la inteligencia social de la especie, acelerando tendencias.

Wolfram|Alpha, el anuncio

7 May 2009

Reina la expectación, está a punto de nacer, este mismo mes, Wolfram|Alpha, computational knowledge engine, el buscador inteligente. No tengo ni idea si representará la revolución que tantos pronostican, o si por el contrario será más el ruido que las nueces y todo quedará a la larga en poca cosa. Tal vez destrone a Google, según dicen, como ingenio ordenador del conocimiento social, o quizá resulte sin más una nueva herramienta que añadir a la lista de los motores de búsqueda peculiares. El propio anuncio y la ávida curiosidad que rodea su lanzamiento, en todo caso, son significativos de la época que vivimos.

Parece que Wolfram|Alpha explora una base de conocimientos propia procedente de la web profunda, más que rastrear la web. Y pretende dar un salto importante en la recuperación de información mediante lenguaje natural y en el procesamiento inteligente de las consultas, para entregar respuestas elaboradas, aunque a preguntas concretas. Es un buscador factual, según Danny Sullivan.

Lo consiga mejor o peor, lo cierto es que Wolfram|Alpha constituye un intento más en el desarrollo de la inteligencia en red, externalizada, colectiva y digital, que hace menos necesario el aprendizaje y el conocimiento individuales. Cada vez más capacidad de computación y memoria está fuera de los sistemas cognitivos naturales.

Así explica su proyecto el propio Stephen Wolfram en un video:

También en estos sitios, entre muchos otros, se trata del tema:


El empuje de la vida

23 febrero 2009

Aubrey de Grey es al parecer un famoso y polémico biólogo experto en envejecimiento, convencido de que es técnicamente factible prolongar la vida humana de manera casi indefinida. No se sabe cuánto de visionario o iluminado puede haber en sus controvertidas propuestas. Pero no es esto lo que me interesa, sino el tono y respuestas de una breve entrevista que le hicieron en el diario Público el 18 de febrero pasado, en una visita a España.

Ante las reservas expresadas por el entrevistador («Sus teorías generan mucha polémica en la comunidad científica»), de Grey le aclara decidido: «No es una teoría, es pura ingeniería». La conversación termina con estas preguntas y respuestas:

P: Si nuestra especie deja de envejecer y, por tanto, deja de morir… ¿habrá sitio en el planeta para tanta gente?
R: Esa es una preocupación razonable. Sin embargo, esa posibilidad no es una razón suficiente para abandonar esta investigación. Hace 150 años descubrimos que la higiene podía salvar a muchísimos recién nacidos. Uno de cada tres niños moría en el primer año.
P: ¿Significa eso que tendrían que haber mantenido la falta de higiene para que no sobrevivieran tantos bebés?
R: Ahora tenemos que plantearnos lo mismo y optar por salvar vidas.

La actitud del científico, ingeniero o, por ser más exacto, del aspirante a emprendedor de la prolongación vital, es digna de análisis, más allá, como digo, de la sensatez o rigor de sus ideas concretas:

  • La explotación de un conocimiento o tecnología no se evalúa en relación a contextos amplios de conocimientos o valores. Ahora tendríamos que hacer como si ignorásemos algo cuya gravedad se desconocía hace 150 años (la escasez de recursos por la superpoblación), para juzgar aisladamente como un bien la prolongación individual de cada existencia humana.
  • Para de Grey, incluso aunque pueda admitirse una preocupación «razonable» por problemas de más amplio alcance o a más largo plazo, ello no basta para suspender una investigación, si, por ejemplo, se puede argumentar que hay beneficios concretos e inmediatos («salvar vidas» lo llama).
  • La perspectiva de su investigación no es la de abordar un problema existente y reconocido como tal. Al principio de la entrevista de Grey intenta justificar que la medicina luche contra el envejecimiento, pero es obvio que convertirlo en enfermedad o problema es sobre todo un asunto de innovación industrial, que busca crear necesidades, productos, mercados y clientes.
  • En términos muy generales, la conversación trasluce el imparable empuje de la vida como palanca de la investigación y del conocimiento, bien que lo veamos bajo la forma de instintos biológicos de supervivencia, bien bajo la de intereses económicos de la industria (el negocio de la supervivencia). 

Este del elixir de la eterna juventud es en conjunto un buen ejemplo, siquiera hipotético, de las dificultades que habría para limitar la investigación, la expansión del conocimiento, apelando a fines, valores o intereses muy abstractos o generales.


Publicidad viral y conocimiento

8 febrero 2009

Para entender cuestiones como la sociedad de la información, la industrialización del conocimiento o el desarrollo de la educación conviene no perder de vista el marketing o publicidad viral. Se trata de un fenómeno muy vinculado a internet, medio ideal para el cultivo y propagación veloces de las especies informativas. Por tanto, es algo reciente y característico de nuestra época, aunque sin duda hunde sus raíces como siempre en usos y costumbres tradicionales (rumores orales, «cadenas» de cartas, etc.)

Un artículo de Mónika Jiménez Morales en Hipertext.net, titulado precisamente La publicidad viral: la comunicación por contagio, explica muy bien, con ejemplos, en qué consiste esta técnica comercial. Es significativo cómo recurre a los conceptos de «infección» y de «epidemiología» para referirse a estos temas, descubriendo lo que constituye (en mi opinión) algo más que una analogía formal.

La información siempre se comunica mediante la replicación de medios materiales, pero hay algo especial que emparenta a las campañas de publicidad viral con las de agit-prop, la rumorología, los chistes, las modas, etc. En todas estas epidemias se produce una transmisión puramente viral de información, casi inconsciente y automática, sin apenas elaboración intelectual, que da lugar a una forma rudimentaria pero resistente de conocimiento por contagio (parafraseando el subtítulo de Jiménez). Siempre ha existido, pero últimamente, merced a la tecnología, el contagio informativo se realiza de maneras muy variadas, rápidas y vigorosas, lo que no es ajeno a los cambios sociales que vivimos.

La publicidad viral, en particular, es intencionada por su origen, un acto deliberado de infección informativa. Normalmente se conocen los emisores, los destinatarios, los mensajes y los objetivos o propósitos. Resulta por tanto una manifestación bien definida y concreta de la viralidad o contagiosidad universal de la información. Por eso, es un modelo que permite ver las características del fenómeno global, trazar comparaciones en otros ámbitos, analizar el comportamiento de individuos y colectividades, etc.

El conocimiento por contagio, en general, puede tener repercusiones en la enseñanza (contagio y educación) y en el conjunto de la especie, en el desarrollo de una inteligencia externalizada, reticular y colectiva (inteligencia de enjambre).


Inteligencia colectiva, Foldit

11 enero 2009

He reparado en esta noticia publicada hace poco en el diario El País:

La inteligencia colectiva se pone al servicio de la ciencia a través de Internet. –  La Universidad de Washington invita a los internautas a resolver rompecabezas para contribuir a comprender las proteínas y ayudar a salvar vidas – Sigue los pasos de Seti@home y Rosetta@home. – R. BOSCO / S. CALDANA 08/01/2009.  

Se trata de Foldit, un proyecto de investigación sobre proteínas que estudia el plegamiento de las mismas a través de computación distribuida. El sistema se basa en la colaboración de miles de voluntarios, profanos en biología, que no sólo ponen sus ordenadores al servicio de la ciencia, sino que además resuelven puzles con representaciones de las moléculas, cuyas soluciones, masivamente acumuladas, contribuyen al progreso de la investigación. La resolución de los puzles se articula como un juego competitivo que aúna el esfuerzo de los participantes y estimula la mejora en los resultados. Para más información puede consultarse también Folding Home.

El asunto es en efecto muy interesante: un brillante ejemplo de uso de la computación distribuida en la investigación científica y, como explica la noticia, de aplicación de la inteligencia colectiva o compartida al desarrollo del conocimiento. En Foldit se produce además una ergonómica integración entre sistemas cognitivos naturales y artificiales, de manera que a través de algoritmos de juego y de manipulación geométrica dispuestos por el autor del sistema, máquinas y cerebros procesan y depuran información, suministrando datos fiables base del nuevo conocimiento.

Mediante Foldit miles de personas participan en la investigación científica, motivados además por el mensaje que se les recalca de que es en favor de la curación de enfermedades como el sida, el cáncer y el mal de Alzheimer. Quienes juegan a resolver los rompecabezas son enterados someramente en la web sobre la naturaleza y propósitos de la investigación y es de suponer que muchos de ellos sean personas aficionadas o interesadas por estos temas. Así pues, Foldit es también una forma de participación social en la ciencia, una forma innovadora y sugestiva, si bien un tanto paradójica: mucha gente interviene de manera activa en el progreso científico, pero aunque no sea totalmente lega, participa jugando, sin conocer realmente lo que se trae entre manos…

Foldit proporciona una cierta visión de cómo el conocimiento puede progresar a nivel colectivo, con la contribución organizada de muchas máquinas y cerebros, pero sin que la mayoría de las inteligencias individuales humanas aporten o conozcan nada realmente significativo. Foldit es, pues, un estupendo ejemplo de industrialización del conocimiento, en donde aparece incluso una masa de obreros sin cualificar que ajustan su pieza en la cadena de montaje (en este caso de forma digital, pero casi literal, realizando una tarea en principio destinada a las máquinas), obreros que carecen de dominio sobre el proceso completo y que aportan su materia gris por una mínima gratificación lúdica o satisfacción altruista.

Claro que podría decirse también que estas personas, profanas ab initio, se han acercado más a la ciencia de lo que estaban antes y que de alguna manera se han integrado más en los nuevos modos de producción de nuestra sociedad. Pero el caso del sistema Foldit, como otras tecnologías y herramientas, muestra que es factible la producción colectiva de mucho conocimiento manteniendo un nivel relativamente bajo, en comparación, de conocimiento individual. Extrapolando las cosas, vuelve a verse que la llamada sociedad del conocimiento tal vez no sea una sociedad de sabios.


Límites de la investigación

22 noviembre 2008

Leyendo algunas noticias o atendiendo a debates recientes sobre la ética de la investigación científica o el desarrollo tecnológico, sobre lo que se debe y no se debe hacer, vuelvo a recordar la naturaleza inexorablemente prometeica (o frankensteiniana) de los homosapiens, de la que escribía hace tiempo.

En realidad las noticias y debates son constantes: el uso de materiales y dispositivos nanotecnológicos, el desarrollo y cultivo de plantas y organismos modificados genéticamente, la investigación con células madre, la producción selectiva de embriones o criaturas de nuestra especie con fines terapéuticos o de otro tipo, etc. Aunque tan diferentes, todos son casos que despiertan enconadas discusiones sobre la conveniencia social y los límites morales, políticos, etc. del conocimiento y la técnica… Feas palabras: límites, prohibiciones, censuras… que suenan mal a los oídos contemporáneos.

En caso de que se quisiera, creo que sería difícil, a largo plazo, poner restricciones eficaces a la investigación y al desarrollo de la tecnología. Constitutivamente, los sistemas neuronales de los homosapiens, y mucho más ahora con el complemento de la computación artificial (masiva, reticular y ubicua) son un medio en el que la información y el conocimiento evolucionan y se propagan de forma enérgica. Si esta característica natural se refuerza porque existen incentivos o catalizadores como el lucro, el bienestar, la seguridad o la supervivencia inmediatas, entonces la investigación, la depuración de la información, es probable que avance con fuerza, por muchas cortapisas que se introduzcan. Otra cosa es que los mercados no demanden determinadas novedades. (O que, a sabiendas de todo esto, se juzgue necesario, a pesar de todo, intentar las restricciones, en alguna medida).

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La pasión de la curiosidad hasta el extremo no sólo está representada en el mito griego de Prometeo o en la creación romántica del Doctor Frankenstein de Shelley. También, por supuesto, figura en el mito judeocristiano del Árbol de la ciencia del bien y del mal.

Este árbol tenía el único fruto prohibido del Paraíso, pero estoy convencido de que Dios sabía perfectamente que el hombre y la mujer acabarían comiendo justo de él, asegurándose en consecuencia a la larga una vida esforzada y penosa: que estaban destinados a esa elección.


Google da un premio en España

26 octubre 2008

Al parecer, según he entendido por una noticia de prensa, la conocida empresa y buscador de internet Google ha concedido en España el premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades. El mismo Larry Page en persona, dispensando su glamour, repartiendo futuro, ha venido a entregarlo en Oviedo a Su Alteza Real, Don Felipe, Príncipe de Asturias.

Creo que se trata de un galardón francamente merecido, además, porque en España no se usa otra cosa más que Google. España es un país donde en la medida en que se piensa, razona y aprende, se hace a través de Google. En tanto que, modestamente, los ciudadanos van conviviendo en sociedad (de la información) van de inmediato impregnándose de «la gigantesca revolución cultural» que Google ha hecho posible. Casi desde que nace cada español.

Mucho peor me habría parecido que España le hubiera dado un premio a Google. Es verdad que ha provocado una revolución cultural gigantesca. Es decir, su actividad le ha permitido prosperar como una gigantesca empresa internacional, así como revolucionar las formas en que se hace negocio con la propagación y el tráfico de información entre los homosapiens. Como consecuencia de su éxito, se han transformado los patrones de intercambio de objetos digitales y físicos por todo el planeta, lo que constituye un enorme cambio cultural.

Google, además de la comunicación, estructura la realidad y el deseo. Nos ordena el caótico, desaforado y replicativo mundo de lo digital, imponiendo su particular poder de simplificación: propicia no tanto el «acceso generalizado al conocimiento» como a los resultados de las búsquedas, que no es lo mismo. Y atiende servicial y constante nuestros anhelos, incertidumbres y carencias como un genio de la lámpara o un vendedor siempre de guardia a nuestro lado.

Pero, a pesar de todo, o precisamente por todo ello, por ser tan insistentemente penetrante, más que nada, yo tampoco le hubiera dado un premio. Menos mal, pues 😉


New directions for teaching …

24 junio 2008

La revista norteamericana New Directions for Teaching and Learning, que publica Wiley, acaba de lanzar como número especial de verano (volume 2008, issue 114) un monográfico íntegramente dedicado a educación informacional (ALFIN). Se titula Information Literacy: One Key to Education y la edición está a cargo de Margit Misangyi Watts.

Watts explica en su presentación del volumen que en la enseñanza superior se detecta que los estudiantes están poco comprometidos en un aprendizaje que suponga por su parte verdadero desarrollo y creación de conocimiento. Por esta razón, cree que es importante incorporar al proceso educativo y reforzar en los alumnos una information literacy que trascienda las habilidades para «buscar información» e incida en las de «crear conocimiento».

Los artículos tratan diversos aspectos de la cuestión: el papel de las bibliotecas y los bibliotecarios en la enseñanza superior y en particular en la educación informacional; la noción de «information commons»; la cooperación entre profesores y bibliotecarios; las reformas curriculares y metodológicas; la tecnología educativa; las competencias y el desarrollo cognitivo; la instrucción informacional a los estudiantes de primer curso; diferentes métodos de trabajo y técnicas educativas.

Information Literacy: One Key to Education es interesante por cuanto coloca las enseñanzas informacionales (ALFIN) en el seno de la problemática educativa general. En lugar de exponer sin más la perspectiva de los bibliotecarios y profesionales de la información, expresa una cierta preocupación o interés de los educadores y especialistas en educación por la information literacy como un elemento más del complejo y abigarrado panorama de la enseñanza superior.

La enseñanza superior en mi opinión lo tiene difícil, la verdad, cuando en un mundo tan intensamente informacional lo primero que se echa de menos es conocimiento. ¿Tendrá que ver la abundancia de una cosa con la escasez de la otra? ¿Se estarán identificando bien las causas del problema? ¿Será realmente, como dice Watts, que «education is about discovery»?


Cultura y redes neuronales

15 May 2008

Este artículo pertenece a un género de estudios que relacionan el aprendizaje por evolución, basado en la transferencia de información genética y en la selección adaptativa, y el aprendizaje cultural, que se realiza mediante transmisión de información por medios no genéticos (que empiezan en la imitación). Tales estudios se abordan con simulaciones computacionales, redes neuronales en este caso, y forman parte de la investigación de la inteligencia y la vida artificial.

La finalidad de este trabajo es examinar el efecto del aprendizaje cultural, mediante enseñanza intergeneracional, en la evolución y adaptación de poblaciones de agentes neuronales. Los resultados de los experimentos muestran que se da una gradual transferencia de conocimiento desde los genes al proceso cultural, de manera que incorporar aprendizaje cultural mejora el éxito adaptativo global de la población, a costa del deterioro de la capacidad adaptativa innata. La mayor parte de los recursos para sobrevivir en el entorno se van almacenando en la cultura, no en los genomas.

Reflexiones que me sugiere este artículo:

  • Desde un punto de vista metodológico, la modelización artificial sirve para entender los sistemas naturales, y entre ellos la evolución sociocultural, permitiendo una comprensión más rigurosa de las dinámicas sociales.
  • Desde un punto de vista ontológico, paralelamente, la continuidad informacional se muestra como el sustrato común de los procesos y sistemas biológicos, socioculturales y computacionales.
  • Así, la evolución biológica aparece como una forma de «aprendizaje», de incorporación de información en las variedades exitosas frente al medio, si bien es un aprendizaje más rígido que el basado en la transmisión cultural.
  • Y, así, la sociedad del conocimiento y otros fenómenos históricos y humanos se pueden entender desde su base natural, como el resultado o manifestación de las complejas dinámicas de la información.
  • Sin embargo, las conclusiones del estudio, absolutamente concordantes con la experiencia común, evocan una paradójica, desasosegante, y también familiar, constatación: un proceso desencadenado en origen y que se desenvuelve de manera natural, el del aprendizaje cultural, parece desembocar en la inadaptación, ruptura o radical desconexión respecto a la naturaleza originaria… ¿hasta la incompatibilidad, hasta extremos destructivos…?

El espíritu de la colmena

3 abril 2008

(Que Víctor Erice, inteligencia verdaderamente ajena, si alguna, a cualquier enjambre, me perdone por esta indebida apropiación).

Escribía hace poco tiempo (Contagio y educación 1; Contagio y educación 2) que con la hipertrofia informacional propiciada por las TICs, que es definitoria de la sociedad de la información, proliferan los fenómenos de contagio viral (semiinconsciente, semiautomático) como forma de transmisión cultural, lo que pone en peligro la educación (en distintas versiones) y entraña otros riesgos.

Si todo ello es algo natural, como sostengo, ¿es malo? Depende para quién, claro, quién se considere el afectado. Pero incluso sin asumir un punto de vista «cosmológico», pensando a escala del desarrollo de nuestra especie particular, tal vez sólo se trate de una manifestación más del cambio, del pregonado fin de la Modernidad, en concreto.

En la época moderna, esto es, en la época de la imprenta, ha predominado la idea del sujeto, visto como protagonista providencial de su propio destino, secularización antropocéntrica de los dioses antiguos y medievales: sujeto social, sujeto individual, sujeto del conocimiento, de la acción y de la historia, sujeto político, ciudadano y hombre libre, autor intelectual, propietario emancipado, conciencia ilustrada, clase revolucionaria, nación soberana, razón crítica y dignidad personal. Toda la cultura, la ciencia y la sociedad modernas han sido así.

Pero la hegemonía de Gutenberg finaliza, y con ella acaba la del sujeto, como antes terminó el dominio de los dioses. No es que los dioses o el ideal del sujeto desaparezcan, pero dejan de ser decisivos. Por tanto, ahora se vuelve no más real pero sí más evidente que, parafraseando a MacLuhan, el sujeto es la información (el continuo informacional).

Y en esta etapa, cuando se intensifica y acelera el contagio viral de contenidos, se ve desarrollarse una inteligencia compartida, global, reticular, interconectada, externalizada, simbiótica, neurodigital, ciborg, una inteligencia de enjambre, eficaz y adaptada en general para sobrevivir. Es algo así como un espíritu de la colmena: cada miembro puede ser poca cosa, poco autónomo, normalmente, pero el agregado total se desenvuelve y funciona bastante bien, con un comportamiento emergente que no ha de calificarse de acción, ni tampoco resulta de ningún «sujeto», porque la autoorganización de sistemas complejos no tiene que ver con la Providencia.

La situación, por otra parte, puede describirse y revestirse con un lenguaje optimista o pesimista, integrado o apocalíptico, mesiánico o melancólico, según como se vean las cosas.


Contagio y educación (2)

9 marzo 2008

La sociedad de la información aparece cuando las tecnologías electrónicas provocan rápidos flujos y masiva proliferación y recombinación de información, que acelera todos los procesos sociales. Se trata de un fenómeno natural de aumento de la densidad informacional, que prolonga en el ámbito sociocultural la organización biológica basada en códigos genéticos (El continuo informacional).

El resultado es que la información, sustentada electrónicamente, envuelve a los homosapiens. Las potentes dinámicas informacionales que se generan ponen de manifiesto el papel de la información como sujeto impulsor de los cambios y la evolución social (Hipótesis sobre la información).

En particular, con las TIC se multiplica el contagio viral de la información: formas simples y automatizadas de transferencia informativa, de aprendizaje colectivo y de generación replicativa de conocimiento social. Estos fenómenos de contagio tienen lugar dentro de una simbiosis homosapiens-máquina, en la que los individuos-sujeto y la sociedad-sujeto pierden relevancia frente a la inteligencia compartida en red. En estas formas de conocimiento, los individuos aportan poco de su parte a la formación del saber, son más bien nodos por los que fluye la información colectiva.

La intervención educativa, en cualquiera de las dos versiones descritas en Contagio y educación (1), ha estado basada en el papel activo de la sociedad (educador) o del individuo (educando) como sujetos agentes de un aprendizaje formal y estructurado. Si los individuos se forman ahora predominante y tempranamente por impregnación e inmersión difusas en una red de inteligencia tecnosocial, los especialistas en diseño curricular lo tienen difícil. Tanto el poder socializador de la educación como la autonomía reflexiva del individuo están en cuestión frente a la avalancha informacional.

Por otra parte, ya puestos en pesimista a inventariar riesgos, un exceso de contagio viral no sólo cuestiona la educación tradicional:

  • La inmersión semiinconsciente de los individuos en los impetuosos circuitos y mercados de la información, de las industrias y economía de la información, puede convertirlos en esclavos consumidores, alienados en un entramado que les absorbe sin mediaciones reflexivas. 
  • La conexión automática de los individuos a los potentes sistemas de replicación de la información, puede también convertirlos en nodos intelectualmente pasivos, en meros reproductores digitales de contenidos, enganchados al poder inmenso de la red simbiótica de conocimiento externalizado.

Claro, todo esto son riesgos (relativamente) si especulamos sub specie humanitatis, porque mirando el asunto en cuanto polvo de estrellas el orden cósmico no se verá afectado para nada.