Comprendo perfectamente que es una batalla perdida, la del término «alfabetización informacional«. Pero alguien debió haber dicho alguna vez que las batallas perdidas son las que más merecen la pena (aunque en este caso quizá tampoco sea para tanto, en fin).
El concepto de «alfabetización informacional«, sólidamente anclado en el acrónimo ALFIN, me parece inadecuado e inoportuno por las siguientes razones:
- La información, lo informativo y lo informacional son asuntos demasiado generales y complejos, demasiado básicos, transversales y penetrantes, demasiado fundamentales y envolventes, como para ser sometidos a un proceso drásticamente alfabetizador.
- Todo tiene que ver con la decodificación y codificación inteligentes de información mediante las TICs, pero intervienen y se mezclan muchas capacidades y aptitudes: tecnológicas, intelectuales, metodológicas, mediáticas: un entramado heterogéneo y fluido de disposiciones y facultades susceptibles de ser cultivadas, pero difíciles de «alfabetizar».
- Incluso intentando ceñirnos a lo nuclear, es algo demasiado difuso e inconcreto como para denominarse alfabetización: no estamos ante un claro, inequívoco y cerrado catálogo de habilidades o destrezas, por muchas definiciones o estándares instrumentales que se establezcan ad hoc para caracterizarla. Podemos representarnos a alguien que sabe leer y escribir o que sabe conducir, pero no a alguien que sabe informarse.
- Ni siquiera se trata sólo de habilidades, destrezas y competencias, puesto que también deben entrar en juego actitudes, valores y principios, formación de hábitos y asunción de reglas e implicaciones sociales, lo que hace que el término alfabetización sea reduccionista y escaso.
- Alfabetización suena en castellano, inevitablemente, a impartir o adquirir los rudimentos de las letras: una capacidad técnico-instrumental, por muchas consecuencias cognitivas o sociales que tenga. Lo que se plantea ahora es un entrenamiento para la complejidad, orientado a preparar a los individuos para usar información masiva de manera inteligente, reflexiva y crítica.
- Alfabetización traduce literacy por lo que se refiere a la acción, pero no al efecto, para el que es más adecuado y exacto el término competencia, aunque resulte también demasiado restrictivo.
En su lugar, debería hablarse de educación informacional, que es un concepto menos estrambótico, más rico y complejo y por tanto más adecuado para lo que estamos describiendo: una formación integral en un sector relevante de la vida de los individuos, cuya problemática ha surgido como consecuencia de los cambios sociales y tecnológicos. Un término, por lo demás, formalmente equiparable a los de educación ambiental, educación sexual, educación vial, educación cívica, etc.
La educación informacional está de moda e incorpora no poca parafernalia y grandilocuencia pedagógica. Pero se trata, en realidad, incluso con cierta modestia, de una preparación o educación para la sociedad de la información. O un intento, también, según se mire, de preservar la educación en la sociedad de la información.