Ciencia en Alejandría

29 junio 2007

La acumulación de conocimientos fácilmente accesibles que produjo la imprenta, transformando las técnicas del trabajo intelectual, facilitando la crítica y progreso del saber y, con ello, actuando como origen de la ciencia moderna, sí tuvo algún precedente similar, aunque no de la misma envergadura. Me refiero a la ciencia alejandrina y, por extensión, de todo el orbe helenístico.

El apogeo cultural y científico que tuvo su centro en Alejandría desde el siglo III a. C., se produjo en unas circunstancias de bastante libertad intelectual y de predominio de una lengua y cultura griegas compartidas por todo el Mediterráneo oriental, así como de abundante intercambio comercial en toda la región. Asimismo, la ciencia alejandrina, que luego se imitó y difundió en otras ciudades helenísticas, se desenvolvió en un ambiente de protección a la creación y transmisión del saber por parte de la dinastía de los Ptolomeos. La máxima expresión de este impulso político fue el Museo, una institución académica que se convirtió en el centro mundial de la vida científica.

Pero junto al Museo se creó la Biblioteca de Alejandría, el mayor depósito de registros de información hasta entonces organizado, con miles de documentos y una trayectoria larga y fecunda. Bajo su modelo se desarrollaron bibliotecas similares en Antioquía, Cos, Pela, Rodas, Esmirna, Siracusa, Éfeso, etc., aunque la única que rivalizó en tamaño con Alejandría fue la de Pérgamo. La industria de la producción, circulación y gestión de los documentos, generalmente en forma de rollos de papiro, prosperó y se consolidó en el Mediterráneo y Oriente Próximo.

Esta formación de masa crítica de información y conocimiento, acumulados y accesibles en lugares conocidos, que se prolongó desde la época helenística a la romana, comparativamente no tuvo parangón tal vez hasta la era de la imprenta. Sin despreciar los otros factores político-culturales o socioeconómicos, no cabe duda de que se generaron en aquel contexto dinámicas informacionales potentes y creativas, que dieron lugar a un espléndido conjunto de conocimientos científicos, que tampoco tuvieron seguramente parangón hasta las revoluciones científicas de la Modernidad impresa.

En Alejandría y las otras ciudades de influencia helenística, hasta el siglo III d. C., se desarrollaron conocimientos muy especializados, concretos y avanzados en astronomía, geografía, matemáticas, física, ingeniería y medicina. Así lo atestiguan los nombres de grandes científicos como Arquímedes, Euclides, Aristarco, Hiparco, Ptolomeo, Eratóstenes, Herón, Apolonio, Herófilo, Erasístrato, Galeno, Diofanto, Pappus, Teón e Hipatia, entre otros muchos.


Alfin EEES; y su nombre

16 junio 2007

La sociedad de la información existe porque existen las TIC, dispositivos y herramientas electrónicas que provocan la proliferación y replicación masivas y aceleradas de la información. La hipertrofia informacional que producen las TIC es la sociedad de la información (aunque también sea la información la que ha creado las TIC, claro). En esa sobrevenida situación, es natural que la socialización de los nuevos individuos y la resocialización continuada de los no tan nuevos, necesaria a causa del propio cambio social, incluya el acostumbrarse y saberse desenvolver adecuadamente en ese océano informacional donde nos vamos sumergiendo. O sea, se vuelve preciso enseñar y aprender a nadar y a navegar por esos mares. Eso es, podríamos decir, la enseñanza o educación informacional.

La educación informacional tiene, pues, un sentido similar al de la educación ambiental o la educación vial: nuevos aprendizajes que la compleja y líquida sociedad actual hace necesarios.

Explotando la semejanza con la adquisición de la competencia lectoescritora, se habla de alfabetización informacional, ALFIN. También se utiliza esa palabra porque se importa del mundo anglosajón, de donde se trae la cosa, su nombre traducido: literacy. Pero a mí me parece que literacy y alfabetización tienen diferentes connotaciones. Alfabetización en español es el proceso por el que los analfabetos adquieren rudimentos culturales muy básicos. Pero yo no consideraría, ni quisiera llamar, analfabetos a los destinatarios de la enseñanza informacional, que no es algo tan elemental como la lectoescritura. El asunto no es, muchas veces, que esos destinatarios no sepan los mínimos de las técnicas informacionales, sino que deberían orientarse mejor con ellas, aprovecharlas de manera más reflexiva y crítica.

La educación vial es algo más que enseñar el significado de los colores de los semáforos, y la ambiental va más allá de aprender los rudimentos de la biología. La instrucción informacional, por lo dicho al principio, debería dirigirse al uso inteligente y responsable de la información, promover actitudes y pautas de comportamiento, tener una componente reguladora y no sólo instrumental: debería ser y llamarse educación.

Dicho lo cual, a pesar de la discrepancia terminológica de base, considero muy interesante y recomendable el portal Alfin EEES, que dirige María Pinto Molina. Inspirado en métodos constructivistas, organizado de manera muy clara y cuidada, me parece que Alfin EEES se caracteriza, en la práctica, por una visión amplia de la instrucción informacional, que incluye el desarrollo de habilidades intelectuales y la profundización en valores y actitudes. Una visión amplia, y no reduccionista, que se contradice con el restrictivo término alfabetización.


Ingenio 2010, un resumen

14 junio 2007

Dentro del complejo panorama de las políticas públicas de fomento de la investigación, y en concreto de las que emanan del Gobierno central de España, al tradicional Plan Nacional de I+D, se ha agregado en los últimos años Ingenio 2010, una estrategia gubernamental para acelerar la convergencia con Europa en la sociedad del conocimiento.

Ingenio 2010 constituye algo así como un esfuerzo adicional, suplementario, para impulsar la ciencia, la tecnología y la innovación en España, en la perspectiva de la Estrategia de Lisboa de la Unión Europea, que aspira a alcanzar en 2010 un 3% del PIB en gasto I+D+i, con 2/3 de participación privada, en el conjunto de la UE. Las cifras españolas son necesariamente más modestas, porque se parte de posiciones muy retrasadas dentro de la Unión: en 2003 la inversión en I+D+i supuso un 1’05% del PIB, y en 2005 ha sido del 1,13%.

El objetivo de Ingenio 2010 es aumentar los habituales niveles de crecimiento en la actividad I+D+i, con el fin de alcanzar en 2010 una inversión en investigación, desarrollo e innovación del 2% del PIB, que incluya una participación privada del 55%. Se pretende también que el sector TIC de la economía llegue a suponer el 7% del PIB.

Ingenio 2010 es un conjunto de actuaciones que se superponen a los planes tradicionales de fomento de la investigación y que asignan más recursos, mejor gestionados y evaluados, para alcanzar objetivos más ambiciosos, según el Gobierno (presentación de la CICYT). Los programas estratégicos que abarca son tres, con diversas acciones:

  • Programa CENIT, para promover grandes iniciativas público-privadas, los Consorcios Estratégicos Nacionales de Investigación Técnica:
    • Proyectos CENIT para financiar grandes proyectos integrados de investigación industrial.
    • Fondo de fondos de capital-riesgo para financiar la creación y consolidación de empresas tecnológicas.
    • Programa Torres Quevedo de inserción de jóvenes doctores universitarios en el sector privado.
  • Programa CONSOLIDER, dirigido a la excelencia investigadora mediante la cooperación y la formación de grandes grupos de investigación:
    • Proyectos CONSOLIDER, para financiar actuaciones de investigación de gran tamaño y duración por parte de consorcios y grupos líderes.
    • Iniciativa CIBER, para impulsar la ciencia de excelencia en Biomedicina y Ciencias de la salud mediante estructuras de investigación en red.
    • I3, para la Incorporación, Incentivación e Intensificación de la Actividad Investigadora en universidades y OPIs.
    • Fondo estratégico para infraestructuras científicas y tecnológicas y para la creación de grandes instalaciones singulares distribuidas por el territorio nacional.
  • Plan AVANZA, para alcanzar la media europea de indicadores de desarrollo de la sociedad de la información, es decir, de produccion y consumo de TIC.
    • Proyectos tractores y ayudas a las empresas para incorporación e integración de TIC.
    • Promoción de las TIC en los hogares, la educación y las administraciones públicas.

Ingenio 2010, concebido en 2005, parte, por supuesto, de la creencia en que la inversión en I+D+i aumenta la productividad, la competitividad, el crecimiento económico y el empleo, en cada empresa y en el conjunto de la sociedad. Veremos si dentro de unos años ha dado los resultados que esperan sus promotores. De momento, está suponiendo una inyección considerable de recursos públicos adicionales en el sistema ciencia-tecnología-industria.


Scitopia, de varios editores

11 junio 2007

Scitopia.org es una nueva plataforma de información bibliográfica puesta en marcha por quince editoriales científico-técnicas. Todas ellas son sociedades científicas y la mayoría norteamericanas, aunque algunas tienen carácter internacional. Scitopia.org permite realizar búsquedas integradas sobre toda la documentación primaria publicada por estos quince organismos, actualmente:

Scitopia.org no es una base de datos, funciona mediante búsqueda federada, como un metabuscador o una pasarela conjunta a los contenidos electrónicos publicados por todas las organizaciones: revistas, congresos, estándares, etc. Al parecer, se trata de unos tres millones de documentos que se remontan a 1874 (la mitad de ellos son de IEEE). Además, Scitopia.org rastrea también entre las patentes de Espacenet, USPTO y la Japan Patent Office, así como entre las publicaciones oficiales e informes técnicos del DoE (Department of Energy), canalizadas a través de la pasarela Information Bridge.

Scitopia.org está aún en versión beta. Sus prestaciones son muy básicas. Ofrece una pantalla de búsqueda simple, con un sólo recuadro, y otra de búsqueda avanzada con un formulario de cinco campos y limitación por fecha o por editores. Se puede buscar por texto completo. Los resultados de cada consulta salen en orden de relevancia según un algoritmo propio y se pueden imprimir, seleccionar (clipping) y enviar por correo electrónico. También es posible ordenar los resultados por fecha de publicación. Las referencias breves remiten a los registros completos en el sitio web de cada organismo asociado. Lógicamente, el acceso al texto completo de cada editor requiere pay-per-use, contratación corporativa, suscripción personal, etc.

Scitopia.org está, por supuesto, edificado sobre la base de que la unión de varios medianos hace uno grande. En este caso, algo capaz de competir en influencia y visibilidad con otros grandes editores comerciales, con las bases de datos secundarias y con los buscadores de internet, generales o especializados en información científica. Tal vez subyace alguna reticencia especial de los editores de Scitopia.org con Google Scholar, por su insuficiente actualización y mezcolanza de resultados. Faltaría obviamente la incorporación de algunos otros significativos editores medianos, para culminar la maniobra. Pero, desde luego, quienes tienen su propia propiedad intelectual siempre disfrutan de una ventaja competitiva.


«Extreme searcher’s internet…»

10 junio 2007

Es significativo que se publiquen tantos libros sobre internet y sobre cómo buscar información en internet, aunque quizá no llegue a paradójico: es un tema rentable. De todos ellos, éste es uno más. Pero debe haber tenido éxito, porque de hecho acaba de aparecer en 2007 la segunda edición, ampliada y actualizada, aunque con la misma concepción; y ya tiene su propia página web con los enlaces incluidos en el volumen impreso.

Me parece que es un libro correcto, que cumple razonablemente con lo que se propone. Su enfoque es totalmente generalista, para cualquier usuario de internet, interesado en cualquier tema, a cualquier nivel. No tiene una especial orientación didáctica en el terreno de la educación informacional, aunque puede ser aprovechado en ese contexto, desde luego. Dedica algunas breves páginas a las técnicas generales de búsqueda y a la evaluación de información. Pero fundamentalmente es un recorrido extenso por los diferentes sistemas de búsqueda en la red y por la tipología de contenidos que se pueden encontrar, una guía o directorio. No se centra, por supuesto, en información académica o científica, ni se dirige a estudiantes universitarios en particular.

Es una obra útil sobre todo para lectores norteamericanos, por su selección de los recursos más específicos. Podría destacarse como uno de sus valores que da una visión bastante ecuánime y plural de los diversos sistemas de búsqueda, que subraya la diversidad de los métodos para encontrar información en internet. Entre las carencias puede mencionarse que, por muy generalista que sea, pasa demasiado de puntillas por las bases de datos y recursos de la internet profunda. O debemos concluir que estamos ante una obra decidamente superficial, para buscadores serios, pero que no pretenden ahondar.

Una crítica más extensa puede encontrarse en Issues in Science & Technology Libraries.

ÍNDICE DE LA 1ª EDICIÓN:

    1. Basics for the serious searcher
    2. General web directories and portals
    3. Specialized directories
    4. Search engines
    5. Groups and mailing lists
    6. An internet reference shelf
    7. Sights and sounds: finding images, audio and video
    8. News resources
    9. Finding products online
    10. Becoming part of the internet: publishing


Economía del conocimiento

8 junio 2007

La economía española viene creciendo regularmente desde 1994, más que la de países del contorno europeo. Pero parece que va mejor y aumenta más la producción (y el consumo) que la productividad. Y siempre está el temor a los países emergentes, que pueden menoscabar la prosperidad de los españoles. Además, hay que ser modernos y cosmopolitas, a tono con la época y esos países de alrededor. Así que todos los gobiernos del país (los dieciocho con atribuciones en el asunto) andan empeñados en vender futuro promoviendo una economía del conocimiento, basada en la investigación y la innovación.

Pero los españoles, salvo aquéllos a los que se recompensa al efecto (los científicos del sector público), parecen remisos a conquistar nuevos territorios del mapa del saber cuando se saca tanto provecho de explotar simplemente el territorio bajo los pies. Qué realismo tan crudo.

Porque en España, poco más o menos, se trabaja en lo mismo que en todas partes, luego ¿de dónde procede el diferencial de crecimiento sostenido? ¿De dónde sale la riqueza colectiva que (en general) se disfruta, el aumento del empleo que atrae a personas de otros países? ¿Qué fabrican o venden de especial los españoles? ¿Cómo aumenta el PIB un 3% doce años con un 1% de inversión en I+D? La riqueza tiene que venir de alguna parte, ¿dónde se origina, en última instancia, en una proporción significativa como para apuntalar año tras año el aumento del consumo y del bienestar? Pues en la economía del cemento, claro, no en la del conocimiento.

Agotadas las minas y la pesca, reconvertidas las comarcas rurales a la PACagricultura y con una industria que ahí está, más o menos, los españoles se enriquecen explotando a fondo el territorio, se comen literalmente el país: lo venden, lo compran, lo encementan, lo vuelven a vender y comprar, llenan el paisaje de grúas y excavadoras, suprimen los bosques, las montañas, las playas, los lagos, los páramos, las bahías. Excavan túneles, edifican torres, multiplican las autovías, levantan centros comerciales, hacen campos de golf, puertos deportivos, aparcamientos, urbanizaciones, hoteles. Es la economía del cemento, y del hormigón, el asfalto, el ladrillo…

Todo discurso público y publicado sobre I+D habla siempre de gastar e invertir en ciencia, porque en España no se practica la ciencia para ganar y obtener beneficios. Mientras quede un metro cuadrado de terreno que encementar, no hace falta la investigación para prosperar. Basta traficar con el patrimonio que representa la tierra heredada. La tierra, el agua, el aire y el sol, en realidad. La economía del cemento es el modelo de desarrollo. Qué poco glamour tiene este estilo de vida de rancio hidalgo perezoso.


Ciencia por materias 1990-2004

2 junio 2007

De entre la enorme cantidad de datos que ofrece esta publicación, preparada para la FECYT por el grupo SCImago de la Universidad de Granada, bajo la dirección de Félix de Moya, me interesan los más básicos. Por ejemplo, la producción científica por materias, su evolución en el tiempo y la comparación entre España y todo el mundo me parecen muy significativas. El estudio analiza la producción científica en términos de documentos ISI (Web of Science). Siguiendo el gráfico 75 del libro, p. 118 (y no los 71 y 72, donde algunos datos son distintos), esta sería la distribución de documentos publicados en las trece áreas de conocimiento más productivas, de entre las veinticuatro establecidas según la clasificación que usa la ANEP.

Áreas (ANEP) con más producción

Producción española, porcentajes

 1990       2004

Producción mundial, porcentajes

 1990        2004

Medicina

31,98

33,94

32,61

47,14

Biol. molec., celular y genética

16,01

15,00

12,95

18,07

Física y ciencias del espacio

13,03

13,56

12,50

13,06

Química

17,69

13,41

9,28

10,20

Computación e informática

1,79

7,25

4,51

6,65

Ciencias de la tierra

5,88

5,92

5,41

7,19

Biol. veg. y animal, ecología

4,17

5,47

4,07

4,43

Materiales

3,34

5,33

3,93

6,46

Fisiología y farmacología

3,02

4,57

5,18

5,46

Matemáticas

6,51

4,93

3,00

3,29

Agricultura

2,33

2,92

2,50

1,80

C. y tecnol. de alimentos

1,95

2,43

0,74

0,88

Psicología y educación

0,70

1,77

3,51

3,76

A mí me llama la atención:

  • La preponderancia de lo bio/med, y que sea mayor en el mundo que en España.
  • El diferente comportamiento, en particular, de la Biología molecular y celular en España y en el mundo.
  • La posición y el cambio de la Química en España y en el mundo (la tecnología química va aparte).
  • El crecimiento en Computación/informática y en Materiales.
  • La diferencia entre España y el mundo en Matemáticas.
  • La importancia de la alimentación y la agricultura en España.
  • La distinta evolución de las Ciencias de la tierra, que incluye la tecnología ambiental, en España y el mundo.
  • El firme sostenimiento de la Física y las ciencias del espacio.
  • Cuánto debe estar influida por la ciencia internacional y norteamericana la práctica educativa y psicológica en España. 

Por cierto, la FECYT, ya que se toma la molestia en publicar todos estos datos tan interesantes en versión impresa, en vez de mantenerlos simplemente en la web, podría hacerlo en formato A4, en lugar de A5, para que se pudieran leer sin lupa, la verdad.