La paradoja europea

Dentro del estilo de ese tipo de estudios que descubren desnudo al emperador, me ha gustado este artículo sobre la “así llamada” paradoja europea en materia de investigación e innovación. Consiste la supuesta paradoja europea en que los países de la Unión Europea (UE) desempeñan un papel de fuerte liderazgo en materia de producción científica, pero no son capaces de convertir esa fortaleza investigadora en creación material de riqueza. Es decir, su capacidad de innovación industrial no está al nivel de su capacidad científica. Los autores del artículo intentan demostrar con datos que no hay tal paradoja. Que en realidad Europa es débil en ambos aspectos: simplemente la base científica es precaria y la industria también. No es, pues, que haya un problema de conexión o de aplicación de la “mucha y buena ciencia” a la “industria que no sabe aprovecharse”, sino de precariedad en ambos polos.

Según el artículo, las políticas de I+D puestas en marcha con insistencia por la UE (redes de excelencia, interacción con los entornos locales, atención a las necesidades de los usuarios) son deudoras no sólo de una falsa paradoja, sino también de una visión mecanicista de la relación entre ciencia y tecnología, que concibe como un automatismo simple la compleja y aleatoria, pero fructífera, relación entre investigación, desarrollo e innovación.

Tras leer el artículo, a uno le entra la duda de si la política europea de I+D no será en cierta medida otro alambicado y burocrático instrumento proteccionista al estilo de la PAC, en el que países ricos usan los excedentes presupuestarios para engrasar sus propias maquinarias productivas, académicas y del bienestar, al rebufo de la economía del conocimiento y la globalización.

Abundando en el asunto, con el programa EuroIngenio, el gobierno español apoyará económicamente las propuestas y premiará el éxito en la participación en convocatorias del nuevo Programa Marco de la UE. Es cierto que los centros públicos de investigación españoles necesitan mejor infraestructura para moverse en la complicada red de la investigación europea, pero es que suena a «subvención al cuadrado», la verdad.

1 Responses to La paradoja europea

  1. Alonso dice:

    Veo a mi hijo hurgarse la nariz y comerse un moco y le digo:

Deja un comentario