Darwin, origen de la lucidez

Creo que no debe faltar en este blog un recuerdo para Charles Darwin, uno de los mayores desmitificadores o desveladores de falsas ilusiones en la historia de la humanidad, uno de los que más han contribuido a sustituir la vanidad crédula de los hombres por una humilde lucidez sobre su propia condición y lugar en el mundo. Dicho sea con permiso de Alfred Russell Wallace, cuasi alter ego, la influencia y significación de Darwin han sido, con razón, inmensas, como también han sido muchas y variadas las interpretaciones, las consecuencias y hasta las exageraciones derivadas de su obra y pensamiento.

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A mí me gustaría destacar aquí tres aspectos:

  • Darwin podría decirse que inauguró la ciencia de lo complejo, por cuanto echó los cimientos del primer paradigma global para estudiar los sistemas biológicos, en una perspectiva compatible y coherente con las teorías físicas, promoviendo una visión unificada de la naturaleza.
  • Darwin hizo que el concepto de evolución pudiera llegar a servir como una categoría central para analizar el mundo en términos dinámicos pero no teleológicos: la realidad cambia, se transforma y se complica sin estar predeterminada ni tampoco dirigida a un propósito, sin responder a ningún diseño intencional.
  • Darwin descubrió que los homosapiens son un resultado de procesos naturales y no criaturas singulares protegidas de la divinidad, y por tanto ayudó a ver que tampoco son autores o forjadores heroicos de su destino, semidioses modernos.

Como el mayor de los naturalistas, Darwin nos invita a examinar también hoy con rigor científico el encaje que tiene de hecho y que debería tener la especie humana en el orden natural.

P.S. (11-02-08): Un interesante y breve resumen de sus aportaciones científicas se ha publicado con motivo de la preparación del bicentenario de su nacimiento y 150 aniversario del Origen de las especies el año que viene:

  • Padian, K. 2008. Darwin’s enduring legacy. Nature, 451(7179):632-634

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